El Océano Atlántico no es nuestro vertedero particular

agosto 17, 2017

Escuchadas y leídas las argumentaciones técnicas acerca del bloom de cianobacterias, las llamadas microalgas, que afecta actualmente a las costas y al corazón de Canarias, no tengo reparo en considerar la hipótesis de que las aguas fecales influyen poco en este fenómeno.
No quiero descartar absolutamente la relación porque si el aleteo de una mariposa en Japón puede condicionar la aparición de un tornado en Texas (efecto mariposa), ¿cómo es posible que millones de metros cúbicos de aguas residuales no tenga la más mínima influencia en el crecimiento de una bacteria?
Con el tiempo sabremos si esta influencia es mínima o dramática, como defienden otros avezados expertos, pero la certeza es que seguimos contaminando el mar, muy por encima de lo que el Océano Atlántico nos permite. No cabe duda de que lo que sucede en las costas de Tenerife, las más contaminadas, es extraordinario y merece un seguimiento especial. No me sorprendería en absoluto que finalmente sí se encontrara relación causal entre vertidos y microalgas.



¿Tendrá relación el brote de hepatitis A en Canarias con la contaminación marina? Probablemente no. La vía de transmisión principal es a través de prácticas sexuales, como sucede en otras comunidades españolas, algunas de ellas sin mar, y otros países eurpeos.  Pero teniendo en cuenta la intensidad con la que contaminamos el Océano con nuestras aguas fecales, y que el virus puede sobrevivir hasta tres meses en agua marina, tampoco desecharía esta hipótesis totalmente.
Respecto al brote de  hepatitis A, en el que ya ha fallecido una persona, me preocupa que no aprovechemos para reflexionar sobre las infecciones de trasmisión sexual que, como el VIH, están lejos de estar remisión en Canarias, más bien todo lo contrario.
Y a los políticos del gobierno de Canarias que entusiastamente niegan la relación hepatitis A-contaminación marina, y se muestran preocupados por el turismo, quisiera preguntarles: ¿cómo explican los 15 casos  de hepatitis A declarados como “de trasmisión ambiental/alimentaria”?. ¿Prefieren decirle a los turistas que el agua potable y la comida de Canarias pueden trasmitir hepatitis A porque en Canarias también tenemos vertidos incontrolados en nuestros barrancos y zonas urbanas con saneamiento inadecuado?.  No teman por los turistas, ni sean ridículamente paternalistas,  pues ellos también tienen hepatitis  en sus países de origen y preocupémonos en serio por la Salud Pública en Canarias. Invirtiendo en prevención, mejorando el saneamiento urbano  y reduciendo la contaminación de barrancos y otras escorrentías reduciremos las cifras de hepatitis, superando las cifras que presentan los países europeos con los que gusta tanto compararse. Ya somos mejores en muchas otras cuestiones, también en el ámbito de la epidemiología, como indican los registros de tuberculosis, meningitis y otras enfermedades transmisibles.

El tiempo y los estudios que seguro se publicarán aportarán luz al respecto, pero no esperemos por ellos para hacer lo que ya sabemos con certeza, que no podemos seguir contaminado el mar con nuestros desechos.
El Océano Atlántico no es nuestro vertedero particular, ¡ dejemos de contaminarlo !


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